Quiero contaros algo que sucedió  a mediados de noviembre del año pasado.  Era un viernes y, más o menos, a  última hora de la jornada laboral. Serían las dos de la tarde. Los trabajadores terminan su jornada a las tres de la tarde, y  a una empleada de una  empresa de seguros  le entregaron un sobre que contenía  cuarenta y siete decimos del sorteo  de la ONCE, conocido como el "cuponazo"  de los viernes. La joven Interpretó que  alguien se había confundido  y se empleó a fondo en ver como lo podía resolver. Pero jugaba con el poco  tiempo del que disponía para ello y gracias a la red y a Internet descubrió que  los recibos los distribuía Correos a todas las provincias, y que esos correspondían a una  de ellas. Se  comunicó con la provincia en cuestión y tuvo la suerte (para el empleado)  de que la persona que respondió al teléfono era la misma que había cometido el error,  que a su vez  no salía de su asombro y no pudo dar crédito a sus ojos. El envió tenía que haber llegado a otra dirección.  Y como no  había margen de tiempo para enviar a nadie a recogerlos, la empleada de la Mutua de Seguros se ofreció a escanearlos  y enviárselos por correo electrónico. Así  lo hicieron y lo que  consiguieron con ello fue que si hubieran resultado premiados los números en cuestión habrían  figurado para la organización  como no vendidos, y el empleado se ocuparía ,  de que  el primer día hábil, un  recadero iría a  recogerlos .
Queda por aclarar  los comentarios de los de los compañeros que  iban en esta línea:
—Yo me quedaría con ellos
—Tú  eres tonta hija
—la oportunidad de tu vida de hacerte rica
—bien que te puede arreglar la vida y no tienes que volver a trabajar.
Quiero llamar la atención sobre la actitud ejemplar,  generosa y desinteresada de esta joven  que no se planteo en ningún momento quedarse con ellos. Todos sabemos lo que se debe hacer pero en muchas ocasiones la tentación es muy grande y queda patente de  que si llega a otras manos  ni siquiera se habrían planteado devolverlos. Yo  no voy a revelar  la fuente pero  esto  sucedió  un viernes de noviembre en Madrid.
 
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