Ana de Peralta fue una mestiza nacida en Huachi (Ambato, Tungurahua, Ecuador) que decidió levantarse contra una Cédula Real, dictada por los Reyes de España, en la que se prohibía que en la Real Audiencia de Quito las mujeres mestizas pudieran vestir prendas propias de las mujeres indígenas, por considerar que atentaban contra la decencia, y así mismo se prescribía que no debían utilizar la ropa propia de las mujeres españolas, por no ser dignas de llevar estas prendas. Estamos hablando del siglo XVII o XVIII.
Fue la creadora del primer movimiento de mujeres en la Real Audiencia de Quito, y su presencia se inscribe con la de otras grandes rebeldes anónimas que enseñaron a luchar por la libertad y los derechos de la mujer. Cuentan que fue capaz de movilizar a 30.000 mujeres.
En su vestimenta portaba una prenda color azul cielo que fue tomada como signo de rebeldía y se le llamaba “La Peralta”.
Se desconoce su propio apellido y solo se cita el de su esposo, que era comerciante. Desde aquí la reivindicamos como mujer luchadora por el derecho a vestir como ella quería, dado que el problema por el que se publicó la Cédula Real fue porque se quería controlar el apetito sexual de los hombres obligando a las mujeres a ir más tapadas, además del tema de exclusión por clase social.
Se le atribuyen estas palabras: “Si no somos dueñas de nuestro vestido, pobre prenda que cubre nuestro cuerpo y la cual adquirimos con el esfuerzo del trabajo diario, entonces ¿de qué somos dueñas, si no podemos tener la mínima libertad para escoger lo que va a cubrir nuestra desnudez? ¿Qué podemos escoger, si es un pecado sentirnos bien, presentarnos adecuadamente ante los demás? ¿De qué otro pecado no se nos podrá acusar?”
Cristina Coronel
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