Mi abuela se llamaba Isabel y nació en 1891, más o menos (no lo
recuerdo muy bien), en un pequeño pueblo llamado Sabiñánigo, un municipio de la
provincia de Huesca (Aragón). Mi abuela tuvo catorce hijos. Uno lo perdió en la
Guerra Civil española, en el año 1936, y otro lo perdió antes de nacer. Quedaron
doce, y mi madre era la pequeña. Vivieron todos la Guerra Civil española, una
época muy mala. Pocos recuerdos tengo de ella, pero nos cantaba y contaba
muchas historias. Mi abuela murió en mis brazos. Fue muy triste. Yo tenía 19 años
y la cuidaba. Era maravillosa. Siempre la recordaré.
Cuando nació mi abuela ocurrieron
muchos acontecimientos, como las Elecciones Generales del 1 de febrero de 1891,
que fueron convocadas en España durante la minoría de edad de Alfonso XIII,
siendo regente su madre María Cristina de Habsburgo-Lorena.
A raíz del cuarenta aniversario
de las primeras elecciones democráticas en España (1977) después de las celebradas
en febrero de 1936, se nos recordó la campaña institucional para enseñar a
votar a muchos españoles y españolas que nunca lo habían hecho, o para aquellos
que habían podido hacerlo en el pasado y se encontraban ante una legislación
electoral muy distinta. Pues bien, no fue la primera campaña para enseñar a
votar. Cuando se reconoció el derecho al sufragio universal masculino en 1891,
los socialistas publicaron en “El Socialista” unas instrucciones para que los
obreros pudieran ejercer su derecho.
El 26 de junio de 1891 es una
fecha importante en la historia electoral española, ya que se aprobó el
sufragio universal masculino, gracias al Gobierno de Sagasta, dentro de su
programa reformista liberal en el llamado "Parlamento Largo". La discusión sobre
el sufragio universal provocó una gran polémica en las Cortes. El proyecto se
inició con su lectura por parte de Moret en el Congreso a comienzos de
diciembre de 1888. La polémica estaba servida, aunque tardaría en producirse la
discusión parlamentaria como tal, ya que no tuvo lugar hasta mayo del año
siguiente.
Las primeras elecciones
generales con la nueva legislación se celebraron el 1 de febrero de 1891. En
estas elecciones, como en las anteriores y en las sucesivas, se impuso la
manipulación electoral propia del sistema de la Restauración. En relación a
este fraude los socialistas hicieron multitud de denuncias que se reflejaron en
las páginas de “El Socialista”, cuestión que merecería un estudio monográfico.
Mercedes Raposo
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